domingo, 5 de julio de 2015

Amor en el paso a nivel


Los trenes y las instalaciones ferroviarias son propicias a cobijar amores. Basta recordar Before Sunrise (1995, Antes del amanecer), From Russia with Love (1963, Desde Rusia con amor), Risky Business (1983, Negocios arriesgados), El beso del sueño (1992) o Adventure on the Orient eXpress (1996), que así ordenadas, conforman una gradación de pasión amorosa en el tren.

Si hablamos de estaciones, nos viene a la memoria la escena final de Shanghai Express (1932, El expreso de Shanghai), de Josef von Sternberg, cuando, en medio del barullo de la estación, Shanghai Lili y el capitán Donald transforman un adiós en un amor eterno. Otro clásico es Stazione Termini (1953) de Vittorio de Sica, en la que toda la acción transcurre en la estación donde Mary duda entre regresar a América con su marido o quedarse en Roma con Giovanni. Y, por supuesto, hay que referirse a Brief Encounter (1945, Breve encuentro) de David Lean entre muchísimas más.

Los pasos a nivel, sin embargo no parecen un lugar tan propicio, pero nadie puede poner fronteras al amor y menos en un entorno ya de por sí propenso a los encuentros y a las aventuras como el ferroviario.

Una divertidísima muestra la tenemos en la película cubana Guantanamera (1995), dirigida por Tomás Gutiérrez Alea. En ella se  incluye una divertida escena que gira alrededor de una caseta de guardabarreras entre Camagüey y Santo Espíritu. La responsable del puesto baja la barrera cuando ve acercarse el camión de uno de sus amantes. Mientras lo retiene en el interior de la caseta para pedirle explicaciones por sus pocas visitas, llega al paso a nivel el coche en el que viaja la mujer que el camionero quiere conquistar; y para completar el cuadro, un convoy de mercancías que debería pasar de largo, se detiene porque el maquinista también tiene amores con la guardabarreras. Vean: